De la misma forma que un niño aprende a hablar hablando, a tocar el piano se aprende tocando, jugando, combinando sonidos, ritmos…en definitiva, lanzándote el vacío y dejando atrás el miedo a que suene mal…

Cuando improvisas en el piano, estás creando música, tu música, es única, no hay dos melodías iguales. Es un pequeño viaje…

Tu forma de tocar es más libre que cuando tocas leyendo una partitura. Cuando lees tu atención se focaliza en la norma, en lo que tiene que ser, a intentar no equivocarte, y eso crea tensión al principio.

Sin embargo, al improvisar, sólo escuchas, pruebas, rectificas, vuelves a lo que te ha gustado como sonaba, si algo te suena mal no lo identificas como un error, lo acoges mejor. Tampoco hay tanta tensión, estás en contacto con el aquí y el ahora, y sobre todo contigo mismo y tu forma única de sonar. Y cada día, tendrás más facilidad, como pasa con cualquier actividad que comienzas a realizar.

Si estás empezando, te aconsejo que no desaproveches la oportunidad de jugar todo lo que puedas con el teclado antes de empezar a leer partituras. Tu instinto musical te ayudará a entender los parámetros básicos de la música y a aplicarlos en cada ocasión en función de lo que quieras expresar. La música no tiene por qué ser de una forma determinada, hay tanta como personas en el mundo.

Soy amante del piano clásico, lo estudié hasta licenciarme y defiendo que la técnica clásica te da una visión completa de lo que puedes hacer técnicamente con el instrumento, no obstante, en esa etapa de estudiante, eché de menos esa visión más libre de la música en la que podías tocar lo que te apeteciera y jugar a crear…

Por eso, quiero ayudarte a disfrutar del piano y de cada momento en el que te sientes a practicar.

En este post iré añadiendo los recursos de improvisación para que nunca te quedes sin ideas.

Espero que te sean útiles y divertidos. Y si los aplicas, no dudes en contarme si te han servido, estaré encantada de leerte.